Sonrisa, Agonía y Muerte del Hijo de Dios
Una vez – corría el año 1630 – Frei Inocencio de Palermo, humilde fraile franciscano, resolvió esculpir en ébano un Crucifijo. Comenzó por el cuerpo, la que logró dar la forma deseada. Y dejó para el fin la cara, es decir, la parte más difícil de la tarea. ¿Qué aspecto darte? Era funda y brumosa la perplejidad del fraile. Una …