in Memmoriam: D. Alejandro Ezcurra

Alejandro Rómulo Ezcurra Naón

(Q. D. D. G.)

+  4 – V – 2018

Nacido el 16 de mayo de 1942 en una tradicional familia de Buenos Aires, falleció en Lima el pasado 4 de mayo, poco antes de cumplir los 76 años de edad, el Sr. Alejandro Rómulo Ezcurra Naón, quien se desempeñaba como Director de Relaciones Institucionales de la Asociación Santo Tomás de Aquino.
En su juventud conoció a Plinio Corrêa de Oliveira, inspirador de Tradición, Familia y Propiedad, y dedicó su vida al ideal católico en las filas de la TFP. Miembro fundador de la Sociedad Argentina de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad, participó en las luchas de la entidad en su Argentina natal. A lo largo de los años, cooperó como fervoroso dirigente con diversas entidades afines en Uruguay, Colombia, África del Sur, y finalmente en el Perú.
Su porte y modos aristocráticos contrastaban con la vulgaridad moderna, elevando el nivel en las reuniones sociales en que participaba. Eran notables sus cualidades intelectuales, entre las que se destacaba un afilado sentido estético. Amó con suma veneración la belleza de la Santa Iglesia y de la civilización cristiana, por las cuales luchó ardorosamente.

“He combatido el buen combate, he concluido mi carrera, he conservado la fe” (2 Tim 4, 7)

Formado en la escuela de pensamiento y acción del Prof. Plinio, fue también un agudo escritor, con varios libros y artículos sobre temas polémicos en defensa de posiciones ideológicas tradicionales. Destacamos en especial su estudio sobre la colonización y evangelización de América, publicado por ocasión del V Centenario del Descubrimiento. Su última contribución es una vigorosa denuncia contra la ofensiva de género. Como caricaturista poseía un fino sentido psicológico, tornando claras y accesibles al gran público las posiciones anticomunistas, bajo la forma de historietas.
Llegado al Perú en 1996 se entregó con ejemplar abnegación al apostolado mariano. Alentando el lanzamiento de la campaña El Perú necesita de Fátima, la edición del libro El Culto a la Santísima Virgen y posteriormente de la revista Tsoros de la Fe.
Uno de sus mayores empeños fue lograr que la Asociación Santo Tomás de Aquino contara con un local digno de la Virgen de Fátima en la ciudad de Lima. En esa tarea empeñó sus esfuerzos y sus oraciones. Así, fue el primero en visitar la casa que la entidad ocupa actualmente en la calle Tomás Ramsey 957, en Magdalena del Mar. Pero ante la imposibilidad material de adquirir el inmueble, don Alejandro no se amilanó. Imploró el auxilio de María Santísima, colocando una medallita milagrosa en su interior. Este fue el comienzo de una serie de episodios, que no dudaríamos en calificar de prodigiosos, los cuales dieron lugar a su adquisición. Esta se concretó finalmente el día 8 de diciembre de 2004, fecha en que se conmemoraba el 150º aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, por el beato Pío IX.
Desde entonces hasta su sensible fallecimiento, don Alejandro pasó a residir en la Casa de la Virgen. Allí atendía con su acostumbrada afabilidad a todas las personas que acudían a diario para venerar a la Virgen Peregrina de Fátima, escuchándolas pacientemente y recomendándoles siempre el recurso infalible a la Madre de Dios.

En Roma, el año 2008, con nuestro director

Después de una larga y dolorosa lucha contra el cáncer, Alejandro Ezcurra entregó su alma a Dios en manos de Nuestra Señora a quien se consagró como esclavo de amor en su juventud, según el método de san Luis María Grignion de Montfort. Confortado con los sacramentos y demás auxilios de la Santa Iglesia, cerró sus ojos con una expresión de mucha paz. En aquel momento, la Santísima Virgen habrá acogido y conducido al cielo su bella alma.
Responso en el cementerio de la Planicie

Para asistir a las ceremonias fúnebres, llegaron expresamente del exterior sus amigos D. Bertrand de Orleans y Braganza, príncipe imperial del Brasil; Dr. Caio Vidigal Xavier da Silveira, presidente de la Federación Pro Europa Cristiana (Francia); Dr. Miguel Beccar Varela (Argentina); Dr. Mario Navarro da Costa, representante de la Foundation for a Christian Civilization (EE. UU.); Alfredo Mac Hale Espinoza, director de la Fundación Roma (Chile); Luis Fernando Escobar Duque, director del Centro Cultural Cruzada (Colombia); Dr. Frederico Viotti y Fausto Borsato, en representación del Instituto Plinio Corrêa de Oliveira (Brasil).
Sus restos mortales descansan en el cementerio de los Padres Pasionistas en la Planicie, aguardando el día de la resurrección.
Alejandro Ezcurra, entrañable hermano de ideal e intrépido batallador de la causa católica, nos ha dejado para estar junto a la Santísima Virgen y a su Divino Hijo. Un tributo a su memoria, un reconocimiento de quienes compartieron sus luchas y una plegaria por el eterno descanso de su alma.
Capilla ardiente en la sede institucional, en Magdalena


Palabras del DirectorJunio de 2018 – Año XVII


Estimados amigos:“Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va, y va dejando una huella que no se puede borrar”, esta es la letra con la que comienza una popular sevillana y que me viene a la memoria al momento de comunicar a nuestros lectores el sensible fallecimiento de D. Alejandro Ezcurra, a tantos títulos vinculado a esta revista.
Fue efectivamente él quien me sugirió su nombre el año 2000, al coordinar los detalles para su aparición. Tal acierto me fue confirmado meses después cuando por casualidad encontré una frase del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira que hacía referencia al título y que desde entonces reproducimos cada mes en nuestra portada.
Mucho antes, en 1972, editaba yo en el colegio Santa María el periódico escolar “El Centinela”. A través de un amigo en común, que ahora reside en Roma, dibujó para mí en una servilleta de restaurante la viñeta con la que mi publicación se identificaría en adelante.
Nunca pensé que años más tarde vendría al Perú para colaborar estrechamente durante 22 años ininterrumpidos con nuestro apostolado.
En las siguientes páginas encontrarán algunos pormenores más sobre sus méritos y su actuación.
“Oh María, Madre mía, oh consuelo del mortal, amparadme y guiadme a la patria celestial”, es la letra de un canto mariano que nos ayuda en este momento a continuar “el buen combate” del que nos habla San Pablo y del que D. Alejandro fue un ejemplo para todos los que tuvimos la gracia de conocerlo y luchar juntos.
En nombre de la Asociación Santo Tomás de Aquino agradezco a quienes de una u otra manera se hicieron presentes en estos duros momentos, con su ánimo, con sus palabras… sobre todo con sus oraciones. Especialmente a los sacerdotes que nos visitaron y a los que desde tantos países han ofrecido la Santa Misa en sufragio de su alma.
En Jesús y María,
El Director
FUENTE: https://www.tesorosdelafe.com

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