SAN WENCESLAO, DUQUE Y MARTIR

PRÍNCIPE CRISTIANO

WENCESLAO, PRÍNCIPE CRISTIANO

San Wenceslao es una de las figuras más brillantes del siglo X, siglo que se ha llamado de hierro.

Nieto de una santa, pero hijo de una madre pagana fanática, fué expresión pura de la majestad real y cristiana que iba a tener en San Luis, tres siglos después, un dechado perfecto. La naturaleza paternal de la autoridad le daba ocasión para hacer a los vasallos toda suerte de favores y moderar así los excesos del mando; como Príncipe, era lugarteniente de Jesucristo y su auténtico representante y, por tanto, tenía un carácter sobrenatural y sagrado el oficio que desempeñaba.
Cabeza de la gran familia nacional, el rey era el padre de su pueblo, y del mayor al más pequeño, todos tenían derecho de llamarse sus hijos y de apelar a su justicia. Señor indiscutible pero de poder moderado naturalmente por la identidad de intereses de la Corona y del pueblo, era el árbitro de las decisiones prudentes, porque ninguna ambición personal, ningún interés de partido podían influir en un hombre que había recibido todo de Dios, y a Él solo tenía que rendirle cuentas.

Por el hecho mismo de que era el juez supremo, el rey era el pacificador, el apaciguador decía San Luis, ocupado siempre en resolver las querellas de sus hijos para unirlos puesta la mira en el bien común: la tranquilidad del reino, preludio de la paz de Dios.
A este programa del príncipe cristiano, que Wenceslao realizó en los pocos años de su reinado, Dios puso el sello del martirio dando de este modo a la obra ejecutada en el tiempo un valor de eternidad.

VIDA

Wenceslao nació hacia el año 907. Muerto su padre en el curso de una expedición contra los húngaros, hacia 920, tuvo que tomar su madre la regencia del reino de Bohemia durante su minoría. El joven príncipe fué educado por su abuela Ludmila. Al morir ésta, se aisló al príncipe de toda influencia religiosa. Wenceslao no por eso permaneció menos fiel a su Dios. Tomó el poder en 925 y gobernó como rey cristianísimo. Llevaba vida austera, su piedad le hacía pasar las noches en oración; procuraba mantener la paz entre sus súbditos y también con el Imperio. Su política fué muy discutida por su hermano Boleslao; éste le llevó a Boleslava y a continuación de un banquete le hizo vilmente asesinar el 28 de septiembre de 929, en la iglesia de San Cosme y San Damián.
Sus milagros hicieron pública su santidad. La Iglesia reconocióla oficialmente antes de terminar el siglo x. Wenceslao es el héroe y el patrón nacional de Bohemia.

PATRÓN DE BOHEMIA

La iglesia en que fuiste coronado, oh mártir, era la de los santos Cosme y Damián, cuya fiesta te llevó al lugar de tu triunfo. Como los honraste tú a ellos, así ahora te honramos a ti nosotros. Y como tú, saludamos la llegada de la solemnidad que en el festín fratricida pronosticaban tus últimas palabras: “En honor del Santo Arcángel Miguel bebamos esta copa y roguémosle que se digne introducir nuestras almas en la paz de la alegría eterna.” Sublime brindis, cuando ya tenías entre manos el cáliz de la sangre. Oh Wenceslao, métenos bien adentro esa intrepidez, de la que no se separa jamás la suavidad humilde, simple como Dios, hacia el cual tiende, tranquila como los Ángeles, a quienes se confía. Ayuda a la Iglesia en estos nuestros calamitosos tiempos: toda ella te glorifica y toda ella tiene derecho a contar contigo. Pero especialmente protege al pueblo cuya gloria tú mismo eres; fiel como es a tu memoria santa, y reclamando como suya tu corona en todas sus luchas de la tierra, sus extravíos no pueden ser mortales.

Vamos a repetir con él las palabras del viejo canto checo del siglo XIII:
“San Wenceslao, duque de la tierra checa, nuestro príncipe, ruega por nosotros a Dios, al Espíritu Santo. Kyrie eleison. Tú, el heredero de la tierra de Bohemia, acuérdate de tu raza, no permitas que perezcamos ni nosotros ni nuestros hijos. San Wenceslao, Kyrie eleison. Imploramos tu ayuda, ten misericordia de nosotros, consuela a los que están tristes, aleja todo mal, oh San Wenceslao, Kyrie eleison. La corte celestial es un “palacio hermoso. Dichoso el que puede entrar en la vida eterna, luz brillante del Espíritu Santo, Kyrie eleison.

 Fuente: Año Litúrgico de Dom Próspero Guéranguer

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