Así como en la generación natural y corporal concurren el padre y la madre, también en la generación sobrenatural y espiritual hay un Padre, que es Dios, y una Madre, que es María.
Todos los verdaderos hijos de Dios y predestinados tienen a Dios por Padre y a María por Madre. Y quien no tenga a María por Madre, tampoco tiene a Dios por Padre. Por eso los réprobos —tales los herejes, cismáticos, etc., que odian o miran con desprecio o indiferencia a la Santísima Virgen— no tienen a Dios por Padre —aunque se jacten de ello—, porque no tienen a María por Madre. Que, si la tuviesen por tal, la amarían y honrarían, como un hijo bueno y verdadero ama y honra naturalmente a la madre que le dio la vida.
La señal más infalible y segura para distinguir a un hereje, a un hombre de perversa doctrina, a un réprobo de un predestinado, es que el hereje y el réprobo no tienen sino desprecio o indiferencia para con la Santísima Virgen, cuyo culto y amor procuran disminuir con sus palabras y ejemplos, abierta u ocultamente y, a veces, con pretextos aparentemente válidos.
San Luis María Grignion de Montfort, Obras, Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, BAC, Madrid, 1984, p. 284.
Fuente: https://www.fatima.org.pe/articulo-881-quien-no-tiene-a-maria-por-madre-no-tiene-a-dios-por-padre