Rómulo era mayordomo del emperador Trajano, y merecía toda su confianza. Un día lo envió el emperador a las Galias para que examinase el estado de las legiones allí acantonadas, y obligase a todos los soldados a sacrificar a los dioses. Rómulo cumplió con exactitud su encargo, pero ni con promesas ni amenazas logró vencer a muchísimos de ellos, particularmente a su jefe, llamado Eudoxio, ciudadano romano y ennoblecido además con altas condecoraciones del imperio. Al saber el emperador la obstinación de aquellas tropas, mandó que en castigo fuesen trasladadas desde las Galias a Melitina, en Armenia, sin que se los tuviese ninguna clase de consideraciones. Algún tiempo después, Rómulo abrió sus ojos a la fe, se arrepintió de lo que había hecho, y presentándose a Trajano, le confesó que él también era cristiano, y que por este solo título renunciaba desde aquel momento a su confianza y a todos los honores de la corte. Furioso el emperador, por lo que él llamaba un desacato, mandó que su mayordomo fuese inmediatamente decapitado, como efectivamente se ejecutó. Algunos años después, reinando Maximiano, enviáronse nuevas órdenes al prefecto de Melitina para que obligase a todos los soldados de su guarnición que adorasen a los dioses del imperio, que condenase a la última pena a los que se resistiesen a obedecer. Entonces murieron Eudoxio, Zenón, Macario, y los demás soldados que habían sido relegados de las Galias por haberse negado a lo mismo que después se les exigió a fuerza de tormentos, en los cuales acabaron su vida siempre valerosos y constante en su fé.
Santos Cincuenta Soldados, mártires
El 6 de noviembre del 638, en tiempo del emperador griego Heraclio en Constantinopla, tres años después de la conquista de Gaza por el comandante