Un estudio que denuncia la penetración en los ambientes misioneros del “progresismo católico” de una ideología tribalista rumbo al estructuralismo moderno.
En las guerras culturales que envuelven al mundo actual, uno a menudo se pregunta cuál es el objetivo final que se busca a largo plazo. El ataque liberal a la Civilización cristiana es tan intenso que debe existir algún tipo de objetivo. Y, sin embargo, no está claro qué tipo de civilización tratan de imponer para reemplazar a la Civilización cristiana.
Los ideólogos izquierdistas han buscado durante mucho tiempo una sociedad ideal, sin Estado, con una libertad e igualdad totales. Este ideal anárquico, que no prevé absolutamente ningún gobierno, hace que uno se pregunte si se trata de una simple cuestión de intercambio de civilizaciones. Mirando los escritos de muchos autores posmodernos, la demolición de la propia civilización parece ser el objetivo.
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De hecho, podemos constatar que la civilización es el objetivo. Las instituciones y los modelos jerárquicos están siendo derribados. La moral, el esfuerzo y el control de sí mismo, están perdiendo terreno. En los negocios, la educación, la cultura y muchos otros campos, el arquetipo tribal aparece cada vez con más frecuencia. Las empresas alientan a los empleados a trabajar juntos como en una tribu. Los jóvenes se reúnen y socializan como tribus. Incluso algunos cultos religiosos han adquirido connotaciones tribales.
El derrumbe de viejas estructuras y viejas costumbres abre el camino para esta transformación.
“La Nueva Revolución Tribal es una ruta de escape de la prisión de nuestra cultura”, escribe Daniel Quinn en su libro de 1999, Beyond Civilization, Humanity’s Next Great Adventure.
Él continúa:
“La vida tribal no fue algo que los humanos se reunían y establecían. Fue el regalo de la selección natural, un éxito comprobado ‒no era la perfección, pero es difícil mejorarla. La estructura jerárquica, por otro lado, ha demostrado no ser simplemente imperfecta sino, en última instancia, catastrófica para la tierra y para nosotros”.
¿Qué es este ideal tribal que va más allá de la civilización? ¿Cuáles son sus características? ¿Cuál es la filosofía que subyace? ¿Quién lo apoya? ¿Cuál es exactamente el objetivo a largo plazo?
Estas son las preguntas que responde este fascinante estudio. Tribalismo Indígena, ideal comuno-misionero para Brasil en el siglo XXI, por Plinio Corrêa de Oliveira. El opúsculo es un estudio de estos objetivos transcivilizatorios.
Ambientada en los años setenta, el profesor de Oliveira discrepó de toda una corriente de ideólogos misioneros que consideraban que el primitivo tribalismo indígena en Brasil es un modelo para toda la sociedad. Esta misma corriente atacaba con vehemencia a la civilización cristiana como fuente de los males sociales. “Solo tenemos que aprender de los indios”, afirmaban estos misioneros al ensalzar la desnudez, la comunidad de bienes y el misticismo de las tribus primitivas.
Hoy, las ideas de estos misioneros de vanguardia se están transformando en la corriente dominante. Así, el estudio del Prof. de Oliveira muestra su extraordinaria visión de futuro y adquiere una gran relevancia. Su defensa magistral de la civilización cristiana es un antídoto perfecto para aquellos que tratan de imponer valores tribales comunitarios a lo que queda de la civilización cristiana.