Por José Antonio Ureta
Desde hace meses, vienen aumentando semana a semana las noticias de prelados católicos que se declaran favorables a las ceremonias de bendición de uniones homosexuales. Los últimos en hacer tales declaraciones fueron el recién nombrado arzobispo de Dublín y el obispo de Mainz, los cuales , agregaron hipócritamente que las apoyan desde que no den la impresión de se trata de un matrimonio.
Hasta aquí, el Papa Francisco se ha pronunciado en favor del reconocimiento legal de las uniones homosexuales. Pero no ha proferido ninguna palabra sobre una eventual bendición religiosa de tales uniones. Un hecho escandaloso acaecido en su Argentina natal no permite más ese silencio cauteloso del pontífice.
El diario argentino La Voz informa que este último sábado un hombre y una “mujer” trans se casaron por la iglesia “durante una ceremonia religiosa que tuvo todos los componentes tradicionales del culto católico”, en la Parroquia Nuestra Señora de la Merced, ubicada en el centro de la ciudad de Ushuaia, capital de la provincia de Tierra del Fuego.
Varias circunstancias agravantes tornan el acto particularmente simbólico:
· Los “contrayentes” son dos figuras de destaque en el gobierno provincial uno es secretario de Educación de la Provincia y el otro subsecretario de Diversidad.
· Participaron en la ceremonia el propio gobernador provincial y varios miembros de su gabinete.
· También estuvo presente la exgobernadora, durante cuyo mandato se celebró, en 2009, el primer “matrimonio” homosexual de América Latina.
· El acto religioso fue oficiado por el propio cura párroco y no por cualquier sacerdote secundario y desconocido.
· La parroquia y el cura son salesianos, la congregación religiosa más importante de la Tierra del Fuego, y el templo es central e importante en la capital.
· Durante la ceremonia se realizó la “promesa de fidelidad de los cónyuges”, se leyó el Evangelio y se rezó el Padre Nuestro y el Ave María.
· Según la prensa, los “novios” habrían recibido la Sagrada Comunión.
· El trans que hacía de “novia” declaró a la agencia Telam: “Es un momento muy significativo para el colectivo LGBTIQ+, porque es un lugar que se nos venía negando, como tantas otras cosas. Por eso lo pensamos como un acto de reconciliación y como un regreso a casa, en este caso la casa de Dios”.
Según el mismo transgénero, el párroco “por supuesto, hizo consultas con el obispado”. En un comunicado posterior, el obispo se limitó a afirmar que “no autorizó la ceremonia religiosa” y que el celebrante “fue advertido convenientemente”. Pero agregó sibilinamente: “Al tiempo que acompañamos a todas las personas sin excepción alguna en su legítimo deseo de recibir la bendición de Dios, dejamos constancia de que en este caso no se trata del sacramento del matrimonio tal como lo cree y sostiene la Iglesia”.
Siendo el Papa originario de Argentina y siendo público y notorio que él acompaña muy de cerca todo lo que sucede en su país natal, un silencio de su parte a respecto de esa ceremonia escandalosa y sacrílega seria interpretado por la opinión pública y por los católicos como una aprobación tácita de todo lo sucedido.
Con la palabra el Papa Francisco.