La Oficina de Prensa del Vaticano informó este sábado 23 de mayo de la muerte de tres obispos chinos que se distinguieron por su gran amor y fidelidad a la Iglesia, y que estuvieron encarcelados o en campos de trabajo forzoso a causa de esto.
“El 20 de noviembre de 2019 falleció Mons. Andrea Jin Daoyuan (90), Obispo ‘sin jurisdicción’ de la diócesis de Changzhi/Luan,en Shanxi, en China Continental”, indica la nota del Vaticano.
Mons. Jin Daoyuan nació el 13 de junio de 1929 en el pueblo de Beishe, distrito de Lucheng. Fue ordenado sacerdote en Pekín el 1 de julio de 1956. En el complejo contexto de la persecución contra la Iglesia en esa década, fue arrestado y estuvo encarcelado durante casi trece años.
“Él es recordado como pastor devoto y celoso para con su pueblo. Se dedicó en particular a la pastoral vocacional. Al mismo tiempo Mons. Andrea Jin Daoyuan se dedicó personalmente a la construcción de distintos lugares de culto en la diócesis de Changzhi/Luan. Sus funerales se realizaron el 26 de noviembre con la participación de la comunidad católica local”, indica la nota.
El segundo obispo chino que partió a la Casa del Padre es Mons. Giuseppe Ma Zhongmu Nel, que murió el 23 de marzo a la edad de 101 años. Era Obispo Emérito de Yinchuan/Ningxia, y no fue reconocido por el gobierno. Fue el primer y, hasta ahora único obispo de Mongolia.
Fue ordenado sacerdote el 31 de julio de 1947. Desde 1956 enseñó en el Seminario de Hohhot. En 1958, luego de haber rechazado adherirse a la Asociación Patriótica Católica China, controlada por el gobierno comunista, fue condenado a trabajos forzosos. Fue liberado diez años después pero fue obligado a trabajar como operario en su ciudad. En 1979 pudo retomar su ministerio sacerdotal.
Fue consagrado Obispo el 8 de noviembre de 1983. En sus años de ministerio episcopal, explica la nota del Vaticano, “Mons. Giuseppe Ma Zhongmu fue apreciado y amado por los fieles de la comunidad de Mongolia, para quienes escribió un catecismo y otros textos de doctrina en su lengua”.
En el 2004 la Congregación para la Evangelización de los Pueblos en el Vaticano le envió una cruz pectoral como signo de reconocimiento y comunión. Un año después dejó el gobierno pastoral y, con ayuda de los fieles, se dedicó a traducir al mongol el Nuevo Testamento y el Misal Romano.
La Misa de exequias fue celebrada el 27 de marzo con el Obispo de Hohhot, Mons. Paolo Meng Qinglu, y otros dos sacerdotes. No se permitió la presencia de fieles por el coronavirus.
El tercer prelado chino fallecido es el Obispo Emérito de Nanyang, Mons. Joseph Zhu Baoyu, que murió el 7 de mayo a la edad de 99 años.
Mons. Zhu fue ordenado sacerdote en 1957, y en 1995 fue consagrado Obispo, para después ser nombrado Obispo Coadjutor de Nanyang. Asumió el cargo de Obispo de Nanyang en el 2002 y en el 2010, se retiró a la edad de 89 años. Luego, fue sucedido por su coadjutor, Mons. Peter Jin Lugang.
Mons. Zhu fue Obispo de la Iglesia clandestina y estuvo por muchos años en prisión y en campos de reeducación.
Después de su retiro, Mons. Zhu fue reconocido por el Gobierno chino, el cual continúa considerándolo el Obispo Ordinario de la Diócesis de Nanyang. El Gobierno no reconoció la consagración del nuevo Obispo Jin hasta el 2019, no obstante, lo considera un coadjutor.
Mons. Zhu fue diagnosticado el 3 de febrero con el COVID-19, la enfermedad respiratoria causada por el coronavirus, recibió tratamiento en un hospital de Nanyang, ubicado en la provincia de Henan y fue dado de alta el 14 de febrero.
Los funerales del Obispo se realizaron el 9 de mayo.
La situación de los católicos de China
En abril de 2019, el P. Bernardo Cervellera, experto en la Iglesia Católica en China y editor de la agencia de noticias Asia News, informó que “en muchas diócesis la Asociación Patriótica y la Oficina de Asuntos Religiosos siguen exigiendo a todos los sacerdotes que se inscriban en la Asociación y sostengan la ‘Iglesia independiente’”.
En China existe la Asociación Patriótica Católica China, controlada por el Gobierno; y la Iglesia clandestina, subterránea, clandestina o no oficial, que se ha mantenido fiel a la Santa Sede.
En la práctica, afirma el P. Cervellera, más que una “reconciliación” entre la Asociación Patriótica y la Iglesia clandestina, con el acuerdo provisional entre China y el Vaticano para el nombramiento de obispos “hay una gran presión sobre la comunidad subterránea con una fuerte intromisión en la vida de la Iglesia”.
El acuerdo provisional entre el Vaticano y China
El 22 de septiembre de 2018 el Vaticano anunció la firma del acuerdo provisional con China para el nombramiento de obispos.
Algunos han expresado su oposición al acuerdo, como el Obispo Emérito de Hong Kong, el Cardenal Joseph Zen Ze kiun, quien en un artículo publicado en el New York Times escribió: “A los obispos y sacerdotes clandestinos (fieles) de China solo puedo decirles esto: por favor, no comiencen una revolución. ¿Ellos (las autoridades) toman sus iglesias? ¿Ya no pueden celebrar? Vayan a casa y recen con sus familias (…) Esperen mejores tiempos. Vuelvan a las catacumbas. El comunismo no es eterno”.
En el vuelo de regreso de su viaje a Letonia, Lituania y Estonia a fines de septiembre de 2018, el Papa Francisco dijo a los periodistas: “Yo soy el responsable” del acuerdo.
Sobre los obispos que no estaban en comunión con la Iglesia hasta antes del acuerdo, Francisco dijo que “han sido estudiados caso por caso. Por cada obispo han llegado al final los expedientes de cada uno a mi escritorio y he sido yo el responsable de firmar cada caso”.