Santa Rafka -Rebeca-, Virgen

MONJA LIBANESA MARONITA

EL VALOR DEL SUFRIMIENTO

Nació en Himlaia, Líbano , en 1832, su nombre era Butrsie (Petra). Santa Rafka, antes de morir, contó la historia de su niñez a su superiora Úrsula: “No hay en mi vida nada importante que merezca ser mencionado… Cuando tenía 7 años, mi madre murió y mi padre se casó de nuevo”. “Cuando llegué a la edad de 14, mi madrastra quiso arreglar mi casamiento con el hermano de ella, y mi tía materna quería que lo hiciera con su hijo. Eso me impresionó mucho… y pedí a Dios que me liberara de estos malos pasos. Pensé hacerme religiosa y me dirigí al convento de Nuestra Señora de la Liberación en Bikfaia, de las religiosas Mariamitas, conocidas por el pueblo como jesuitas”. Abandoné la casa paterna cuando fuí mayor de edad. “Por la calle encontré tres muchachas a las cuales dije: voy al convento,¿queréis seguirme? Dos de ellas aceptaron y la tercera dijo que me seguiría si yo perseveraba en el convento. Nos dirigimos las tres al convento, y cuando entre en la Iglesia, sentía una gran alegría interior, escuché una voz íntima que me decía: tú serás religiosa. Cuando entramos en el locutorio del convento, la superiora me dijo: seáis bienvenida, me tomó por la mano y me introdujo en el convento. A las otras dos les dijo: volved después y seréis recibidas. Me sorprendió la actitud de la superiora y procuré ver en esto la intercesión de la Virgen del Socorro que vi en la Iglesia.

Desde su juventud, Petra sintió un profundo amor por Cristo y la Eucaristía, por lo que quería ingresar como novicia en las Hermanas de María, pero la fuerte influencia de los que más tarde serían futuros santos libaneses, los maronitas, Charbel Makhlouf y Nimatullah Al-Hardini, la volvieron hacia el monasterio maronita de San José de Batroun, al cual ingresó en 1897, tomando el nombre de Sor Rafka (Rebeca).

En el 1860, Rafka le fue trasladada a Deir al-Qamar, para enseñar el Catecismo a los jóvenes. Tuvieron lugar en aquel período los dramáticos acontecimientos que ensangrentaron Líbano en aquel año. Rafka vio con los mismos ojos el martirio de un gran número de personas. También tuvo el ánimo de esconder a un niño bajo su propia capa, salvándole de la muerte. Rafka estuvo en Deir al-Qamar cerca de un año: luego regresó a Ghazir.

El primero domingo de octubre del 1885 -fiesta del Rosario-, en la iglesia del monasterio, mientras estuvo en oración frente al Santísimo, le suplicó a Dios hacerla participar en su Pasión redentora: “¿Dios mío te alejaste de mi y me abandonaste? ¿Porque no me has visitado con una enfermedad? ¿Te habrás olvidado de tu esclava?”. Su ruego fue atendido ese mismo día, empezó a sentir fuertes dolores de la cabeza y poco después se extendió a sus ojos. Todos los tratamientos resultaron ineficaces y se decidió mandarla a Beirut para intentar otros.

Durante el viaje se detuvo en Biblos, dónde fue confiada a un médico americano que, después haber analizar su caso, decidió operarla -ella rechazo que la anestesiaran- pero durante la operación le extrajo por error el ojo derecho que cayo palpitante delante de ella; y Rafka decía: “Con la Pasión de Cristo; que Dios bendiga sus manos; que Dios lo recompense”. En ese momento sintió como chispas que le brotaban de los ojos y un dolor tan intenso como si la tierra girara a su alrededor. Un médico militar en Batrun habiéndola examinado dijo: “El dolor de ojo que esta pobre monja padece, es indescriptible y es imposible su curación ya que le afecto el nervio óptico”. Cuando el dolor se agudizaba, ella repetía: “Por la gloria de Dios, en comunión con la pasión de Cristo… con la corona de espinas en Tu cabeza; Oh mi Señor”.

La enfermedad pronto afectó al ojo izquierdo; ahora los médicos juzgaron que cualquier tratamiento sería inútil y Rafka regresó a su monasterio, donde el dolor ocular la acompañó por 12 años. Soportó su dolor con paciencia, en silencio, en oración y con alegría, repitiendo continuamente: “En unión con la Pasión de Cristo”.

En 1897, un grupo de monjas del convento de San Simeón de Aitou se trasladó al nuevo convento de San José de Ad-Daher. La Madre Úrsula, que iba a ser la superiora de la nueva fundación, pidió que la hermana Rafka fuera incluida en el grupo, para que su ejemplo ante las hermanas disminuyera las dificultades que siempre existen en una nueva fundación.

La Hermana Rafka pasó los últimos diecisiete años de su vida en este convento, que iba a ser el escenario de sus más grandes sufrimientos, así como de sus alegrías más espirituales.

… Según la opinión de los médicos, Rafka padecía de tuberculosis osteo-articular que la dejo por siete años en cama , acostada solamente del lado derecho sin que su hombro tocara las sabanas, con cabeza apoyada en la almohada. La mañana de un Jueves Santo, Rafka dijo a su superiora “si pudiera asistir a la misa, en este día de tan noble”, las hermanas trataron de llevarla asiendo las cuatro puntas de la sabana, pero al tratar de llevarla, le dolió la cadera izquierda, entonces la dejaron en su cama. Cuando la misa empezó y las monjas estaban en el oratorio, Rafka entro arrastrándose en la Iglesia. Las monjas se sorprendieron y se emocionaron, la superiora se levantó para ayudarla, pero Rafka le hizo una seña con la cabeza que la dejara entrar sola. Cuando entró la sentaron en un cojín. Más tarde, la madre superiora le preguntó: ¿Cómo pudiste ir a la Iglesia? Rafka respondió: “No sé nada; le pedí a Jesús que me ayudara, y de repente sentí que los pies se resbalaban de la cama, pude bajarme y me arrastré hasta la Iglesia”.

Santa Rafka

Un día, la madre Úrsula preguntó a Rafka:

¿”No desearías ver nuestro nuevo monasterio y sus alrededores, como la montaña, el bosque y la belleza”?

“Si, desearía la vista al menos una hora para verte”.

¿”Una hora solamente y volver a estar ciega?”

“Si”.

Al momento, se resplandeció la cara de Rafka y dijo sonriente:

“Veo! Bendito sea Dios!”

¿”Que hay sobre este armario?” preguntó la superiora, para asegurarse.

Y Rafka volviendo la cara sobre el armario dijo:

“La Santa Biblia y el prefacio”; y señalaba las diferentes manchas que había en su cubrecama.

Rafka no decepcionó a la Madre Úrsula. Su ejemplo y ayuda resultó muy valiosa en el establecimiento del nuevo monasterio. Las novicias fueron especialmente impresionadas con el espíritu de oración de la monja ciega, además de su humildad y caridad. Muchos años después de su muerte, varias de las hermanas que, o bien habían llegado con ella a la nueva fundación, o que habían sido novicias durante los diecisiete años que vivió en San José de Ad-Daher, y que no habían olvidado lo vivido junto a ella, dieron testimonio de su santidad….

Rafka decía siempre:”Mis hermanas, no olviden la sexta herida de Cristo; la herida de su hombro, esta herida fue muy dolorosa porque cargaba la cruz de nuestros pecados”.

Rafka rezaba día y noche, y todos los días seis veces el Padre Nuestro y el Ave María por las seis heridas de Jesús, (La sexta era la herida del hombro de Jesús). Rafka prefería a Dios sobre todas las cosas, por Él ella sufrió.

Ella, decía a las monjas:”Mis hermanas hagan comunión espiritual cuanto puedan aunque sean hasta mil al día”. Tenía una gran devoción por la Santa Virgen María. Era dulce calmada y siempre apacible, tenía un corazón simple.

Rafka explicaba las reglas y las virtudes monásticas a sus hermanas y enseñaba a las novicias las oraciones del breviario en arameo porque tenía una hermosa voz. Consolaba a la hermana triste, y pedía perdón en lugar de la hermana culpable o castigada. Su figura reflejaba la dulzura y la humildad.

Rafka sufrió durante esos diecisiete años de ceguera. Sólo Dios sabe lo mucho que tuvo que soportar. Su dolor era continuo noche y día, sin embargo, las demás hermanas nunca la oyeron murmurar o quejarse. A menudo la oyeron dar gracias a Dios por sus sufrimientos, “… porque sé que la enfermedad que tengo es para el bien de mi alma y de Su gloria” y que “la enfermedad aceptada con paciencia y acción de gracias purifica el alma como el fuego purifica el oro”.

Rafka vivió 82 años de cuales fueron 29 de sufrimientos, y profundo amor a Cristo. El 22 de marzo de 1914, Rafka le dijo s su superiora: “Me gustaría despedirme de mis hermanas y oír sus voces antes de morir”. La mañana del 23 de marzo de 1914, pidió la santa Comunión diciendo: déjenme llevar conmigo mi provisión”. Y sus últimas palabras fueron: “O Jesús! O María! O San José! Les entrego mi corazón, mi alma; entre sus manos pongo mi espíritu”

La enterraron en el cementerio del convento de donde salió una fuerte luz proveniente de su tumba durante tres días consecutivos.

Frases de la Beata Rafka (Rebeca) que resumen su vida de piedad y sufrimiento unida a la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

1).- “Yo quisiera hacer un noble empleo de mi vida…dar a Cristo todo mi amor. Él solo es más grande que mi corazón.”

2).- “Miré la imagen de Nuestra Señora, oí su voz que penetraba en mi conciencia, diciendo: “Tú serás religiosa.”

3).- “Me maravillé al ver a la Superiora aceptar inmediatamente mi petición (de ser admitida) sin preguntarme nada. Atribuí ésta a Nuestra Señora de la Liberación, que había visto en la Iglesia.”

4).- “Rogué a la maestra de novicias que me dispensaran de verlos (a mi padre y a mi madrastra), desde entonces no los he vuelto a ver más en toda mi vida religiosa.”

5).- “Dios mío, yo quiero que mi voluntad sea, en todo, semejante a la vuestra”

6).- “En presencia de Dios Todopoderoso, de la Bienaventurada Virgen María, de nuestro Bienaventurado Padre San Antonio “El Magno” y de todos los santos. Delante del Superior General de la Orden Libanesa Maronita, el Reverendísimo Abad Afram El-Becherráwi, yo Sor Rafqa (Rebeca) hago profesión de pobreza, castidad y obediencia, según el tenor de nuestras Santas Constituciones.”

7).- “Llena de salud y actividad; no me acordaba de haber estado enferma en estos años de mi vida. Entonces me dirigí a Dios con estas palabras: ¿Por qué Dios Mío te alejas de mí, y por qué me abandonas?…¿Por qué no me visitas con una enfermedad?. ¿Habrás olvidado a tu esclava.?

8).- “En el momento de dormir, sufrí un dolor muy fuerte en la cabeza, que se propagaba encima de mis ojos, hasta el estado en que usted me ve: ciega.”

9).- “En comunión con los sufrimientos de Cristo.”

10).- “Mi dulce Salvador ha sufrido más que yo. La Cruz es mi sola consolación.”

11).- “Vi mi ojo arrancado que caía a tierra, con mi otro ojo palpitándose y agitándose. Sentí saltar chispas y un dolor que no puedo describir. La tierra giraba alrededor de mí.”

12).- “Para la Gloria de Dios” “En comunión con la Pasión de Cristo. Con la corona de espinas de tu cabeza, ¡Oh! Mi Señor”

13).- “Sí, soy feliz, porque doy todo al Buen Dios. Ardo siempre en las profundidades de mi ser, para hacer su Santa Voluntad.”

14).- “Con los sufrimientos de Jesús; sufrí mucho, Jesús sufrió más que yo.” “Él fue pobre y abyecto, desconocido y despreciado; odiado, calumniado y perseguido; traicionado y vendido a vil precio; censurado, acusado y condenado injustamente; abofeteado y burlado; arrastrado con la soga al cuello; flagelado hasta la sangre; despojado con infamia; coronado de espinas; cargado con la Cruz; cubierto de escupitajos; golpeado. Ultrajado y ridiculizado; atado a un madero infame; envilecido; aniquilado delante de los hombres.

Mi cabeza no está coronada de espinas, no hay clavos en mis pies, ni en mis manos. Y además, tengo culpas que expiar; pero Él, ha sufrido por amor a nosotros una infinidad de oprobios y muchos sufrimientos.”

15).- “Hermanas mías, nacimos sobre el Calvario; meditemos la Pasión del Salvador con las lágrimas del arrepentimiento. Vayamos al pie de la Cruz gimiendo nuestros desordenes, contemplando la obra del pecado. Oremos a las 5 llagas de Cristo; con sentimientos de la más viva caridad.”

16).- “No, no tengo miedo a la muerte, la espero desde hace mucho tiempo; que Dios me de las fuerzas para amar a la muerte.”

17).- “Quiero ser juzgada por Aquel a quien he amado mucho.”

18).- “¡Oh! Jesús…¡Oh! María…¡Oh! San José…os doy mi corazón, mi alma…en vuestras manos pongo mi espíritu.”

Espiritualidad de la Beata Rafka (Rebeca) en su camino a la perfección

SU FE

1.- “Fortificad vuestra fe. Sí tenéis fe no tendréis miedo a nada.”

2.- “Lo que viene de Dios debemos aceptarlo con una completa resignación. El Alfarero es maestro de su pasta, hace lo que le place. Que su Santa Voluntad sea hecha.”

SU ESPERANZA

1.- “La enfermedad que nos aparta del mundo; no nos apartará de la vida.”

SU AMOR

1.- Prefería Dios a todo.

LA EUCARISTÍA

1.- “Cristo en el Calvario murió una vez para todos; en el Sacramento de la Eucaristía Él renueva para cada uno su muerte y le aporta los frutos. Poseámoslo encerrémoslo en nuestro corazón: Él es nuestro querido cautivo.”

2.- “Recurrid al Amigo Divino del Tabernáculo, en cualquier ocasión, pena, dificultad.”

3.- “Habitúense a la compañía de Jesús con visitas frecuentes y cotidianas al adorable Compañero del Tabernáculo.”

4.- “La Hostia es mi vida, me sostiene poderosamente, para terminar el día de mis sufrimientos.”

5.- “¡Oh! Mi Jesús, derrama en mi un poco de tu inmenso amor! Tengo tanta necesidad de amor, para decirte siempre: Fiat, consentir en todos los sacrificios, aceptar alegremente todas las inmolaciones.”

6.- “Jesús que bueno eres, te amo y te agradezco.”

A LA VIRGEN

1.- “Ayúdame a cicatrizar las heridas de tu Hijo.”

AL PRÓJIMO

Sor Úrsula la Superiora.

1.- “Su caridad para las monjas había alcanzado un grado eminente de perfección. Las amaba a todas con un amor igual.”

OBEDIENCIA

1.- “No, no quiero nada. La religiosa debe ser dócil y maleable entre las manos de los superiores, como el bastón en la mano del ciego.”

HUMILDAD

1.- “No merezco ser religiosa. Agradezco a las religiosas que me aceptan, me cuidan, me soportan y me dan de comer. Que Dios guarde a la Orden.”

PACIENCIA

1.- “¡Oh! Jesús me asocio a tu Pasión. He sufrido mucho. Jesús habrá sufrido más que yo.”

ALEGRÍA

1.- “Estoy aquí (en el convento), como si estuviera en el cielo. La Superiora es una madre amable. Y agradezco a Dios por mi ceguera, porque la merezco, a causa de mi pecado. La sufro con paciencia, porque es un regalo para la salvación de mi alma.”

2.- “Estoy contenta y muy cómoda, todas las hermanas están a mi servicio, estoy mejor que la Reina de Inglaterra.”

TRABAJO

1.- “La desocupación es del diablo.” A sus hermanas

2.- “Todo enfermo debería trabajar, tanto como su estado de salud no se lo impida completamente.”.

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