Santa María, Madre de Dios

Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte
PLEGARIA A LA MADRE DE DIOS
de Cirilo de Alejandría con los inflamados acentos que el Espíritu Santo le inspiró para cantar sus grandezas el día siguiente al triunfo de Efeso:


“Te saludamos ¡oh María, Madre de Dios! como la joya resplandeciente del universo, lámpara que no se extingue, corona de la virginidad, cetro de la Ortodoxia, templo indestructible y lugar en que se encierra la inmensidad, Madre y Virgen, por quien nos es presentado el bendito de los Evangelios, que viene en nombre del Señor. Salve, oh Virgen cuyo seno virginal y siempre puro, ha llevado al que es infinito, por quien es glorificada la Trinidad, por quien es honrada y adorada la Cruz preciosa en toda la tierra; alegría del cielo, serenidad de los arcángeles y ángeles, que ahuyentas a los demonios, por Ti el tentador es arrojado del cielo mientras que por Ti la criatura caída se levanta hasta los cielos. La locura de los ídolos dominaba al mundo, y tú abriste sus ojos a la verdad; a Ti deben los creyentes el santo bautismo, a Ti el óleo de la alegría; Tú fundas las iglesias en toda la tierra y conduces a las naciones a la penitencia.
¿Qué más diré? Por Ti ha brillado el Hijo de Dios como la luz de los que yacían en las tinieblas y en la sombra de la muerte; por Ti los profetas han vaticinado el futuro, los Apóstoles han anunciado la salvación a las naciones; los muertos resucitan y reinan los reyes por la santa Trinidad. ¿Qué hombre podrá jamás celebrar a María, digna de toda alabanza, de una manera conforme a su dignidad?”.
+++

Doce Anatemas propuesta por San Cirilo de Alejandría y aceptada por el Concilio de Éfeso

  1. Si alguno no confiesa que el Emmanuel es Dios en verdad, y por tanto, que la Santísima Virgen es la Madre de Dios (para ella dio a luz según la carne el Verbo de Dios hecho carne, sea anatema.
  2. Si alguno no confiesa que el Verbo de Dios Padre se ha unido por hipóstasis con la carne y es un Cristo con su propia carne, por lo que es Dios y el hombre, sea anatema.
  3. Si alguien se divide en la que Cristo las hipóstasis después de la unión, uniéndolas sólo por una conjunción de la dignidad o autoridad o el poder, y no más bien por una unión en una unión por la naturaleza, sea anatema.
  4. Si alguien distribuye entre las dos personas o hipóstasis las expresiones utilizadas, ya sea en los Evangelios o en los escritos apostólicos, si son utilizados por los escritores sagrados de Cristo o por él mismo sobre sí mismo, y le atribuye a algunos a él como a un hombre, el pensamiento de separado de la Palabra de Dios, y otros, como corresponde a Dios, a él como a la Palabra de Dios el Padre, sea anatema.
  5. Si alguien se atreve a decir que Cristo era un hombre de Dios y no teniendo más a Dios en verdad, siendo por naturaleza un hijo, aun cuando “el Verbo se hizo carne”, y se hace partícipe de la sangre y la carne, precisamente como nosotros, que sea anatema.
  6. Si alguien dice que la Palabra de Dios el Padre era el Dios o el capitán de Cristo, y no más bien confesar el mismo Dios y hombre, el Verbo hecho carne que, conforme a las Escrituras, sea anatema.
  7. Si alguien dice que como hombre Jesús fue activado por la Palabra de Dios y estaba vestido con la gloria del Unigénito, como un ser separado de él, sea anatema.
  8. Si alguien se atreve a decir que el hombre que se suponía debía ser adorado y glorificado junto con la Palabra divina y se llama Dios junto con él, al estar separado de él, (por la adición de “por” siempre nos obligan a pensar de esta manera), y no en lugar de Emmanuel culto con una veneración y enviar a él una doxología, incluso como “el Verbo se hizo carne”, sea anatema.
  9. Si alguien dice que el Señor Jesucristo fue glorificado por el Espíritu, como la utilización de un poder ajeno que funcionaban a través de él y de haber recibido de él el poder de dominar los espíritus inmundos y hacer maravillas divina entre las personas, y no más dicen que era su propia adecuada Espíritu a través de los cuales trabajó las maravillas divinas, sea anatema.
  10. La Escritura dice que Cristo divino se convirtió en “el sumo sacerdote y apóstol de nuestra profesión”, él se ofreció a Dios Padre en olor de suavidad por nuestra causa. Si alguien, por lo tanto, dice que no es la misma Palabra de Dios que se hizo nuestro sumo sacerdote y apóstol, cuando se hizo carne y hombre como nosotros, pero como si fuera otro que estaba separada de él, en particular, un hombre de una mujer, o si alguien dice que le ofreció el sacrificio también para sí mismo y no más bien por nosotros solos (porque el que no conoció pecado, no necesitaba que ofrece), sea anatema.
  11. Si alguno no confiesa que la carne del Señor es vivificante y pertenece a la Palabra de Dios el Padre, pero sostiene que pertenece a otro fuera de él, unidos a él en dignidad o disfrutar de una mera inhabitación divina, y es no más bien da la vida, como hemos dicho, ya que se convirtió en la carne perteneciente a la Palabra que tiene poder para poner todas las cosas a la vida, sea anatema.
  12. Si alguno no confiesa que el Verbo de Dios sufrió en la carne y fue crucificado en la carne y la muerte sabor en la carne y se convirtió en el primogénito de los muertos, si bien, como Dios que es vida y dador de vida, sea anatema.

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