Santa Ángela de Merecis, Virgen

El día está aureolado por una doble gloria: por el triunfo de Aurelia Petronila de la primera edad de la Iglesia, y por el perfume de Ángela de Méricis. El siglo diez y seis que ayer ofrecía a Cristo resucitado la seráfica Magdalena de Pazis, le presenta hoy este nuevo tributo de la santidad de la Iglesia. Ángela llenó todo el significado del hermoso nombre que recibió. Posee en cuerpo mortal la pureza de los espíritus bienaventurados, imita la agilidad de su vuelo y por el vigor que lleva consigo las prácticas de todas las virtudes encarna su energía sobrenatural. Vióse a esta heroína de la gracia poner a sus pies todo lo que hubiera podido detenerla en su camino. Elevada desde muy pronto a la más alta contemplación, un ardor caballeresco la lleva a las playas de Oriente para allí seguir las huellas del Esposo divino a quien se había entregado. Poco después se la ve visitar Roma y exhalar sus súplicas ante la Confesión de San Pedro: vuelta al lugar de su morada funda una Orden religiosa que lo es todavía hoy y lo será siempre uno de los ornamentos y auxilios de la Santa Iglesia. El espectáculo de Úrsula rodeada de su legión de vírgenes sedujo el corazón de Ángela; también ella necesita un ejército de estas jóvenes valientes. La noble princesa bretona hizo frente a los bárbaros; Ángela, nueva Úrsula dará una batalla al mundo y a sus seducciones tan peligrosas para las almas todavía jóvenes, y como trofeo de sus victorias podrá mostrar las innumerables generaciones de adolescentes que su santo instituto ha salvado desde hace tres siglos, iniciándolas en la práctica y el amor de las virtudes cristianas.
 

Vida

Cuerpo incorrupto de la santa.

Cuerpo incorrupto de la Santa
Ángela nació cerca de Verona entre 1470 y 1475. Los sufrimientos que Dios la envió la llevaron a buscar solamente en Él los consuelos de que sentía necesidad, y por inspiración divina entró en la Tercera Orden de San Francisco en la que llevaba una vida piadosa y austera dándose a las obras de caridad. Con gran devoción hizo la peregrinación a Tierra Santa. De vuelta a Italia, viendo extenderse cada vez más la desmoralización producida por el Renacimiento, comenzó en 1535 la fundación de una congregación religiosa que tuviera por fin la educación de las jóvenes para así asegurar las reformas de la familia y de la sociedad. Esta congregación, puesta bajo el patrocinio de la ilustre virgen y mártir Santa Úrsula, fué aprobada por el cardenal Cornaro con el título de Unión romana de Ursulinas el 8 de agosto de 1536. Ángela se consagró totalmente a su obra hasta su muerte acaecida el 24 de enero de 1540. Canonizada por Pío VII en 1807, su fiesta era extendida a la Iglesia universal, en 1861.

Elogio

Combatiste los combates del Señor, oh Ángela, y tu vida tan llena de obras santas te ha merecido un descanso glorioso en las moradas eternas. Un celo insaciable por el servicio de Aquel que te había elegido por Esposa, una ardiente caridad hacia todos aquellos que Él rescató con su sangre, tales son los aspectos que caracterizan toda tu existencia. Este amor por el prójimo te ha hecho madre de una familia innumerable porque nadie podría contar las niñas que han bebido en las escuelas de tus hijas la leche de la doctrina sana y de la piedad. Contribuiste poderosamente al mantenimiento de la familia cristiana preparando tantas madres y esposas para sus sublimes deberes, y de tu institución han salido otras que para consuelo de la Iglesia y para beneficio de la sociedad han sido llamadas al mismo fin. El Sumo Pontífice ha ordenado que tu nombre sea solemnizado en toda la catolicidad y al promulgar este decreto ha declarado que quería con ello colocar bajo tu protección materna toda la juventud femenina expuesta hoy a tantos peligros por los enemigos de Cristo y de su Iglesia. Han formado el designio de arrancar la fe del corazón de las esposas y de las madres para así aniquilar con más seguridad el cristianismo que tan suave y fuerte influencia ha conservado hasta ahora en la familia. Descubre, oh Ángela, estas tenebrosas asechanzas. Protege a tu sexo; alimenta en él el sentimiento de la dignidad de la mujer cristiana y la sociedad podrá todavía salvarse.

Plegaria

También nosotros nos dirigimos a ti, esposa de Cristo, para obtener tu ayuda en el recorrido de este año litúrgico en el que cada día encontramos tus huellas. Tu empeño en vivir los misterios que se desarrollan a lo largo de él te llevó más allá de los mares. Quisiste ver Nazaret y Belén, recorrer Galilea y Judea, dar gracias en el Cenáculo, llorar en el Calvario, adorar el Sepulcro glorioso. Dígnate bendecir nuestros pasos en el camino que anduvieron tus pies. Te seguiremos al Monte de los Olivos desde donde el Salvador se remontó a los cielos; penetraremos de nuevo en el Cenáculo iluminado por los fulgores del Espíritu Santo. Condúcenos en pos de tus huellas hacia esos lugares benditos cuyo atractivo te arrancó de tu patria y lanzó a través de tantos azares de una larga y peligrosa peregrinación. Eleva nuestras almas a las alturas de los misterios que coronan el Tiempo Pascual.
Fuente: El Año Litúrgico de Dom Próspero Gueranger

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