Milagro de Gaeta

Año 1250 Gaeta Italia

En el convento de Franciscanos de Gaeta, dos Religiosos que se preparaban para comulgar en el día de Jueves Santo del año 1250, fueron enviados a pedir de limosna el pan de que tanto necesitaban.

De vuelta al Convento, ya la Misa había terminado, lo que les ocasionó un gran sentimiento por verse privados del Pan de los ángeles en tan solemne día. Se fueron luego a la iglesia para hacer una visita a Jesús Sacramentado, y allí al pié del altar, le expusieron sus amorosas quejas, diciendo: «Por obedecer, nos hemos visto privados del consuelo de recibiros, no nos privéis al menos de vuestra divina bendición». …Al momento vieron salir del altar del Monumento un varón lleno de majestad y modestia, que con indecible ternura les dice: -Yo soy el Salvador a quien invocáis: he escuchado vuestros deseos y voy cumplirlos-. Jesucristo dio la Comunión a cada uno de ellos, y en acabando desapareció.

Se quedaron los dos Religiosos absortos y enajenados de santo gozo por un favor del cielo tan singular, y al volver de su asombro advirtieron un nuevo prodigio. Jesús había dejado impresas en el pavimento del altar las huellas de sus sagrados pies.

El pueblo en masa se apresuró a contemplarlas, conservándose hasta ahora circundadas de una verja, para constante veneración de los fieles. (Bolandistas citados por D. Camilo Ortúzar, Pbro, en su Catecismo en ejemplos, pág. 950).

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