LA TRASLACIÓN DE SANTIAGO, APÓSTOL

Después que el glorioso apóstol Santiago el mayor, por mandado del rey Herodes fué degollado en Jerusalén, y el primero de todos los apóstoles, que con su sangre confirmó y consagró la doctrina del cielo que había predicado, algunos discípulos suyos por inspiración de Dios tomaron su sagrado cuerpo, y le llevaron al puerto de Jafa, y le pusieron en un navío, suplicando afectuosamente al Señor que los guiase y enderezase á aquella parte y tierra, donde quería que el santo apóstol fuese sepultarlo. Fué nuestro Señor servido, que el navío en pocos días, atravesando el mar Mediterráneo, llegó á la costa de España, y entrando por el estrecho de Gibraltar y rodeando sus dos lados de Oriente y Mediodía, finalmente aportó á Galicia á la ciudad de Iría Flavia, que ahora se llama “el Padrón”. Allí pararon los discípulos del apóstol, y de allí (como afirma la Historia compostelana) fué llevado el santo cuerpo adonde ahora es Compostela, y puesto en un arca ó sepulcro de mármol, donde estuvo encubierto por más de quinientos años (la causa no se sabe), hasta que en tiempo del rey don Alonso el Casto, Dios le reveló por medio de muchas luces que se veían de noche sobre aquel lugar donde estaba sepultado: y el obispo de Iría, llamado Teodomiro, avisó al rey don Alonso el Casto, la merced que Dios había hecho á España, en descubrirle aquel precioso tesoro, y darle por patrón y defensor al que antes le había dado por maestro y predicador de su Evangelio. Vino el rey con gran devoción y diligencia, y visitó el santo cuerpo y labróle el templo en que estuviese, y dióle grandes dones, como parece en el privilegio que la misma Iglesia tiene, cuya data es el año de 835.
Luego comenzó el santo apóstol á mostrar á los españoles su favor en las batallas que tuvieron contra los moros: y diversas veces fué visto armado de todas armas, ir delante los escuadrones de los cristianos, y pelear con fuerzas del cielo, hasta desbaratar y deshacer los ejércitos de los bárbaros, y alcanzar de ellos gloriosa victoria.
Después el año de 900 el rey don Alonso III, llamado el Magno, labró la iglesia mucho más suntuosa, y después acá ha crecido aquel santuario en edificio, rentas y privilegios que los sumos pontífices le han concedido, en las cuales dicen, que conceden las tales gracias á aquella casa, por estar en ella el cuerpo del santo apóstol: y así el papa Juan VIII dio breve para que se consagrase la iglesia: el papa Urbano II pasó la silla episcopal de Iría á Compostela, y la eximió de la sujeción del metropolitano bracarense: el papa Pascual II le confirmó esta misma libertad, y le añadió, no doce cardenales (como algunos escriben), sino siete (Ambrosio de Morales en el V libro de su historia, y Villegas en la Vida de Santiago, dicen que son doce los cardenales que hoy día hay en aquella iglesia), para más digno ministerio del altar, que está sobre el cuerpo del santo apóstol, y concedió al obispo de Compostela el palio, de que solo usan los arzobispos.
El papa Calixto II, hizo enteramente arzobispado al de Compostela, atribuyéndole la metrópoli de Mérida. Pero lo que más ha ilustrado aquella casa, son los muchos y grandes milagros que nuestro Señor ha obrado por intercesión del santo apóstol, no solamente en beneficio de los españoles y de toda España, sino de todos los que de diversas naciones y muy remotas provincias, y de toda la cristiandad vienen en romería á visitar su santo sepulcro, y con devoción se encomiendan á él: los cuales son tantos (aunque con las herejías de estos tiempos se ha disminuido mucho esta devoción), que la peregrinación á Santiago de Galicia se tiene por una de las más principales de toda la cristiandad, y el voto de venir á ella es reservado al sumo pontífice, como el ir á Jerusalén ó visitar los cuerpos de los gloriosos príncipes de los apóstoles san Pedro y san Pablo: y santo Domingo de la Calzada, y san Juan de Ortega se emplearon en albergar y servir á los peregrinos que venían en romería a Santiago, allanándoles los caminos, edificándoles puentes, y haciéndoles hospitales en que se pudiesen recoger, por la gran devoción que tenían al santo apóstol, y ser tantos los que venían de todas las partes del mundo á reverenciar su sagrado sepulcro.
El papa Calixto escribió con gran diligencia y cuidado (como dice Tritemio ) un tratado de los milagros de Santiago, y algunos sermones y epístolas de su traslación con palabras de encarecimiento dignas de tan grade apóstol: y León, III de este nombre, también hace mención de la traslación de Santiago á España: Inocencio, papa, II (como lo dice el cardenal Baronio), y más largamente la Historia compostelana y Ambrosio de Morales en el libro IX de su Crónica general de España. Celebra la Iglesia de Compostela, y algunas otras de España la traslación de Santiago á los 30 de diciembre, por un breve del papa Gregorio XIII, despachado á los 30 de diciembre del año 1583; y por otro del papa Sixto V, el 1 día de febrero de 1589, y en el cuarto de su pontificado.

 Fuente: La leyenda de oro para cada día del año; vidas de todos los santos que venera la Iglesia; obra que comprende todo el Ribadeneira mejorado, las noticias del Croisset, Butler, Godescard, etc

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