Hace quince años se aprobó en España la ley para la despenalización del aborto por plazos con una aplastante mayoría. En los años siguientes diversos colectivos religiosos y unas pocas plataformas laicas provida trataron de manifestarse pacíficamente en favor de los derechos del no nacido.
Décadas después, el debate político sobre el derecho de las madres a decidir el nacimiento de sus hijos resiste en países occidentales como los Estados Unidos de América o Irlanda, entre otras pocas honrosas excepciones. El último capítulo de esta cruenta guerra por la vida (nunca más precisa y lamentablemente dicho) se ha librado en Ecuador.
El pasado martes 17 de septiembre de 2019, la Asamblea Nacional Ecuatoriana reunida en Quito, rechazó la iniciativa legislativa para la despenalización del aborto en el supuesto de violación. La votación, que finalizó con 65 votos verdes, 59 negativos, seis abstenciones y siete ausencias, ha supuesto la paralización de la propuesta progresista destinada a la inoculación de esta práctica en el estado ecuatoriano.
Tal y como se produjo en Europa durante las últimas décadas del siglo XX, el lobby abortista ha pretendido manipular la excepcionalidad de los embarazos por violación para convertirla en norma. Sin embargo, la sociedad ecuatoriana no ha cejado en la movilización y la presión a sus políticos para garantizar una oposición tajante ante los constantes esfuerzos reformistas de los partidos abortistas. Ecuador ha resistido ante el mezquino discurso progresista, que pretendía criminalizar a los embriones de violaciones ocurridas antes de su alumbramiento.
El odio de las víctimas, que la izquierda ha intentado instrumentalizar y proyectar contra los no nacidos, se ha topado con el muro de una sociedad movilizada, que no ha temido expresar su opinión, que ha osado respetar la de su adversario y que ha liderado a sus políticos, en lugar de plegarse a sus timoratos vaivenes electoralistas.
La asamblea estuvo marcada por la tensión de la portavoz abortista Jimena Peña, que reaccionó a la derrota de su iniciativa radicalizando su discurso y endureciendo su tono. “Las niñas van a catequesis y vuelven violadas” acusó. La diputada por la circunscripción exterior de EEUU y Canadá, llegó a introducir en su discurso apelaciones al aborto por supuesto de malformación, contradiciendo sus argumentaciones anteriores y poniendo de manifiesto su fanatismo eugenésico.
Paradójicamente, los grandes protagonistas de la jornada fueron los ausentes. Políticos que, especialmente de parte de la facción conservadora, eludieron el debate y excusaron su votación por motivos de toda índole. Henry Cucación, anteriormente identificado como defensor de la causa provida, cambió su signo inesperadamente durante el transcurso de la votación. Por su parte, tampoco faltaron ausencias progresistas ni delegaciones de voto tan legítimas como deshonrosas.
Más allá de las lamentaciones y descalificaciones proferidas por los perdedores, en las últimas horas se han sucedido las felicitaciones y festejos de movimientos y activista provida de todo el mundo. Bajo el lema #NadieSobra, los provida ecuatorianos han dado a conocer su gesta a través de las redes sociales, que han respondido con un multitudinario y emocionante grito de esperanza en lengua española: ¡Toda vida vale!
Hasta el momento, todas las opiniones y análisis a las que hemos tenido acceso coinciden en destacar la implicación de la sociedad civil conservadora como factor clave en la derrota de la legalización del aborto. De esta forma, se habría roto la tradicional reticencia del conservadurismo occidental a la manifestación pública de sus convicciones más profundas.
En efecto, existe un cierto consenso entre diversas organizaciones provida europeas, en señalar la descompensación entre los colaboradores anónimos que suman a su causa y la capacidad de presión a los dirigentes políticos mediante la movilización callejera. “Esa es la respuesta para aquellos que se preguntan que diferencia a estados unidos o ecuador, de la mayoría de países de Europa en los que la legalidad del aborto ni siquiera se cuestiona”.
En cualquier caso, es evidente que el pueblo ecuatoriano no ha querido delegar en sus representantes políticos una decisión tan importante como la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, y se ha implicado activamente para recordar a sus políticos que su voto no es una carta en blanco y que los principios ideológicos de la vida y la libertad, en Ecuador, no se negocian.
Fuente: https://www.actuall.com/vida/ecuador-da-la-espalda-al-mundo-y-grita-si-a-la-vida-por-santiago-de-dios/ |