Un día que se celebraba en la ciudad de Cesárea una suntuosa fiesta á los dioses del paganismo, en celebridad de la llegada del prefecto Saprício, que iba á Capadocia á publicar los edictos del emperador contra los cristianos, hallándose todo el pueblo reunido en el Capitolio, se presentó en medio del concurso un santo monje, llamado Sergio, hombre de gran santidad, y cuyo rostro indicaba la pureza de su alma y las maceraciones de su cuerpo, y alzando la voz, desafió á aquellas mentidas divinidades á que permaneciesen de pié á la sola invocación del nombre santo del Dios verdadero. Cayeron al momento los ídolos, y aquel pueblo, entusiasmado y gozoso poco antes, por la celebración de la fiesta, rugía de rabia y espanto, y pedía venganza contra tamaño ultraje.
Fué, pues, Sergio llevado a la presencia del prefecto, y condenado á la mas inhumana muerte que podía excogitarse; pero saliendo, por virtud divina, ileso de todos los tormentos, al fin fué degollado y despedazado en la plaza mas pública de Cesárea, el día 24 de febrero del año 304.
Fuente: La leyenda de oro para cada día del año; vidas de todos los santos que venera la Iglesia; obra que comprende todo el Ribadeneira mejorado, las noticias del Croisset, Butler, Godescard, etc |