Promesas a los Reyes Católicos de la Tierra

Hoy, en el día de Santa Margarita María Alacoque, recordamos las promesas de Nuestro Señor.

Escribe Santa Margarita:

“El Corazón de Jesús tiene un gran deseo de que esta Devoción entre en los palacios de los reyes y príncipes de la Tierra, a fin de que allí reciba tanto placer, siendo amado y honrado de los grandes, como grandes fueron las amarguras y angustias que experimentó cuando en Su Pasión fue tan despreciado, ultrajado y humillado. Y esta Devoción serviría de gran protección a la persona de nuestro rey (de Francia).” (Carta al padre Croiset, del 15 de Septiembre de 1689).  

“Me parece que este Divino Corazón desea entrar con pompa y magnificencia en las casas de los príncipes y reyes para ser en ellas tan honrado, cuanto fue ultrajado y despreciado y humillado en Su Pasión…

He aquí las Palabras que oí referentes a nuestro rey: “Haz saber al hijo mayor de Mi Sagrado Corazón, que así como se obtuvo su nacimiento temporal por la devoción a los Méritos de Mi Sagrada Infancia[1], así alcanzará su nacimiento a la Gracia y a la Gloria eterna por la Consagración que haga de su persona a Mi Corazón adorable[2], que quiere alcanzar victoria sobre el suyo y, por su medio, sobre los de los grandes de la Tierra.” (Carta a la Madre Saumaise, de Junio de 1689).

“Quiere establecer Su Imperio en la corte de nuestro gran monarca, de quien desea servirse para la ejecución de este Designio que tendrá lugar del modo siguiente: Debe hacer un edificio, donde se coloque el cuadro de este Divino Corazón para recibir en él la Consagración y homenajes del rey y de toda la corte. Además, este Divino Corazón quiere ser el protector y defensor de su sagrada persona, contra todos sus enemigos visibles e invisibles, de los cuales quiere defenderle, y asegurar su salvación por este medio; por lo cual le ha escogido como a su fiel amigo, a fin de que consiga autorización de la Sede apostólica para que se pueda celebrar la Misa en Su honor, y obtenga al mismo tiempo los otros privilegios que han de acompañar a esta Devoción del Sagrado Corazón, por medio de la cual quiere concederle a él los tesoros de Sus Gracias, de santificación y de salvación, derramando abundantemente Sus Bendiciones sobre todas sus empresas, que hará prosperar para gloria Suya, dando feliz éxito a sus ejércitos, y victoria contra la malicia de sus enemigos. Dichoso él si se aficiona a esta Devoción, que le conseguirá un reino eterno de honor y de gloria en el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo.” (Carta a la Madre Saumaise, del 28 de Agosto de 1689).

Nuestro Señor y Nuestra Señora en Fátima

Nuestro Señor se quejó a la Hermana Lucía por la tardanza de Sus Ministros, quienes demoraban la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, como había pedido Nuestra Señora de Fátima el 13 de Junio de 1929, dos años y dos meses antes. La Hermana Lucía informó a su Obispo la importante revelación: 29 de Agosto de 1931. Señor Obispo: Mi confesor me manda que participe a V. Excia. lo que hace poco ocurrió entre mí y Nuestro Buen Dios: pidiendo a Dios la conversión de Rusia, de España y Portugal, me pareció que Su Divina Majestad me dijo: …Participa a Mis Ministros que, en vista de que siguen el ejemplo del rey de Francia[1], en la dilación de la ejecución de Mi Petición, también lo han de seguir en la aflicción. Nunca será tarde para recurrir a Jesús y a María.”

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[1] Se refiere a que su nacimiento fue fruto de las oraciones que su madre hizo al Divino Niño.
[2] El rey Luis XIV (1638-1715) —al igual que su hijo, como su nieto, los reyes Luis XV (1710-1774) y Luis XVI (1754-1793)— se negaron a consagrar públicamente a Francia al Sagrado Corazón de Jesús, como fue pedido por el Cielo. Ya el rey Luis XIII (1601-1643), había esbozado una forma de Consagración de Francia a la Virgen de Notre Dame, aconsejado por su confesor, el Padre Caussin, y en noviembre de 1637, el texto finalmente se presentó al Parlamento que fue firmado por el Rey el 10 de febrero de 1638, conocido como el famoso voto de Luis XIII. El padre Caussin, propuso al rey promulgar la consagración de Francia tan pronto como no haya duda sobre el embarazo de la Reina (del futuro rey Luis XIV). El 17 de Junio de 1789, Fiesta del Sagrado Corazón, exactamente a cien años del día en que Santa Margarita Mª Alacoque había escrito el gran designio del Cielo para el rey de Francia, se alzó el Tercer Estado (el pueblo llano) y se proclamó una Asamblea Nacional, despojando al rey Luis XVI de su poder legislativo. El 21 de enero de 1793, Francia decapitó, como si fuera un criminal, a su rey cristiano Luis XVI, llamado por los revolucionarios, Luis el Último o Luis Capeto.

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