NOVENA por la Argentina Para obtener gracias por la intercesión de SANTA GIANNA BERETTA MOLLA
O R A C I O N
Dios, que eres nuestro Padre,
te alabamos y te bendecimos
porque en Santa Gianna Beretta Molla
nos has dado y hecho conocer
una mujer testigo del Evangelio
como joven, esposa, madre y médico.
Te agradecemos porque,
también a través del don de su vida,
nos enseñas a acoger y honrar cada creatura humana.
Tú Señor Jesús
has sido para ella punto de referencia privilegiado.
Te ha sabido reconocer
en la belleza de la naturaleza.
Mientras se interrogaba sobre su elección de vida,
iba en tu busquedad y del modo mejor para servirte.
A través del amor conyugal, se hizo signo
de tu amor por la Iglesia y por la humanidad.
Como tú buen samaritano, se ha quedado
al lado de cada persona enferma, pequeña y débil.
Siguiendo Tu ejemplo y por amor,
se ha dado toda entera, generando nueva vida.
Espíritu Santo, fuente de toda perfección
danos también sabiduría inteligencia y coraje para que,
con el ejemplo de Santa Gianna y por su intercesión
en la vida personal, familiar, profesional,
sepamos ponernos al servicio de todo hombre y mujer y crecer así en el amor y en la santidad.
Amén
Con aprobación eclesiástica
N O V E N A
Para obtener gracias por la intercesión de SANTA GIANNA BERETTA MOLLA
Oh Dios, nuestro Padre, tas dado a tu Iglesia a santa Gianna Beretta Molla, que en su juventud te ha buscado con amor y ha llevado a Ti a otras jóvenes, empeñandolas apostólicamente en el testimonio y acción católica y colocolas al lado de los enfermos y ancianos para ser para ellos ayuda y consuelo.
Te agradecemos por este don de joven amorosamente comprometida y, con su ejemplo, danos la gracia de consagrar nuestra vida a tu servicio y para la alegría de los hermanos.
Gloria al Padre…
Oh Jesús Redentor de los hombres, Tú llamaste a santa Gianna a desarrollar la misión de médico, para alivio de los cuerpos y de las almas, viote e Ti mismo en los hermanos sufrientes y en los pequeños indefensos.
Te agradecemos por haberte mostrado en esta tu Sierva como no que sirve y que alivia los dolores de los hombres. Acogiendo su lección haz de nosotros generosos cristianos al servicio de los hermanos, particularmente de aquellos a los cuales haces partícipes de tu cruz.
Gloria al Padre…
Oh Dios, Espírtu santificador, que amas a la Iglesia como tu Esposa, Tú infundiste en el corazón de Santa Gianna un poco de tu amor para difundirlo en una iglesia doméstica, colaborando en tu maravilloso plan de creación donote nuevos hijos, para que te pudiesen conocer y amar.
Te agradecemos por este modelo de esposa y por su estimulante testimonio. Da a nuestras familias la serena y cristiana presencia de esposas comprometidas en transformar nuestras casas en cenáculos de fe y de amor, en generosa laboriosidad y santificante servicio.
Gloria al Padre…
Oh Dios, creador y amante del ser viviente, Tú estuviste al lado de Santa Gianna, cuando se encontrán el dilema de salvar o la propia vida o aquella de la criatura que, como don esperado, llevaba en su seno. Confiando solo en Ti y recordando tu mandamiento de defensa de la vida, encontró el coraje de cumplir su deber de madre y decir a la nueva vida, sacrificando generosamente la propia, coronando una vida cristiana ejemplar.
Por intercesión de María Madre de Jesús y bajo el ejemplo de Gianna, dispone a todas las madres para acoger con amor cada vida que nace y haznos respetuosos de cada vida.
Danos la gracia que esperamos… y la alegría de inspirarnos en Santa Gianna como modelo de joven, de esposa, de madre y de médico que, bajo el ejemplo de Jesús se sacrificó a sí misma por la vida del pójimo.
Ave Maria…
Con aprobación eclesiástica – + Angelo Mascheroni, Obispo auxiliar de Milán
Para referir las gracias recibidas o pedir estampas y material biográfico escribir a: Fondazione Santa Gianna Beretta Molla Via Monte Rosa, 2 – 20010 Mesero (Milano)
El amor materno; sublimidad del género humano
Como un homenaje a nuestras madres, trascribimos algunos pensamientos escogidos del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, recogidos por Leo Daniele en su obra «En busca de almas con alma», publicada en 1998.
En el orden personal, la Providencia dispuso que en el convivir humano exista una afinidad y una amistad que, salvo excepciones, es mayor que todas las demás: es entre hijo y madre.
Esta afinidad madre-hijo no tiene similitud en nada, a no ser en su modelo perfectísimo, que son las relaciones de Nuestro Señor Jesucristo con la Santísima Virgen.
Éste es el arquetipo y el anhelo de todo católico en materia de amistad.
Una madre ama a su hijo cuando es bueno. No lo ama, sin embargo, sólo porque es bueno. Lo ama aún cuando es malo.
Lo ama simplemente porque es su hijo, carne de su carne y sangre de su sangre.
Lo ama generosamente, e incluso sin esperar ninguna retribución.
Lo ama en la cuna, cuando aún no tiene la capacidad de merecer el amor que le es dado.
Lo ama a lo largo de su existencia, aunque suba al pináculo de la felicidad o de la gloria, o ruede por los abismos del infortunio y hasta del crimen.
Es su hijo, y todo está dicho.
Sabemos que la bendición de la madre es una preciosa condición para que la oración del hijo sea oída, su alma sea seria y generosa, su trabajo sea honesto y fecundo, su hogar sea puro y feliz, sus luchas sean nobles y meritorias, sus venturas honradas y sus infortunios dignificantes.
Petición: Roguemos a Nuestra Señora de Luján y a Santa Juana Beretta-Molla por los inocentes niños próximos a nacer, amenazados de muerte en el mismo seno materno y renovemos nuestro compromiso recordando las palabras de Nuestro Señor Jesucristo: “Lo que le has hecho al más pequeño de mis hijos, me lo habrás hecho a Mí”. San Mateo 25,40