El panorama psicológico que se delinea en las actuales circunstancias mundiales es de perplejidad, sobresalto, estupor. Y no es para menos. Las elecciones de este año ciertamente se van a realizar dentro de un cuadro internacional tan grave – tanto y especialmente en América del Sur cuanto en el resto del mundo – como nunca lo fue antes. Bastaría una breve mirada, a lo que está sucediendo moral, cultural, política y socialmente en los principales países sudamericanos, para tener una clara noción de la gravedad del panorama que enfrentamos, sea a nivel colectivo sea a nivel individual y familiar, es una crisis a la que nadie escapa. Y ello aún sin tener en consideración la delicada situación internacional actual, la amenaza de una conflagración nuclear, la de una verdadera epidemia de guerras, guerrillas y terrorismos.
Es que, como enseña magistralmente el célebre pensador católico y hombre de acción Plinio Corrêa de Oliveira, “Las muchas crisis que conmueven el mundo de hoy – del Estado, de la familia, de la economía, de la cultura, etc.– no constituyen sino múltiples aspectos de una
sola crisis fundamental, que tiene como campo de acción el propio hombre… esas crisis tienen su raíz en los problemas más profundos del alma, de donde se extienden hacia todos los aspectos de la personalidad del hombre contemporáneo y de todas sus actividades”. (PCO en “Revolución y Contrarrevolución”- Cap.1)
El socialismo, para tomar un ejemplo, tanto el tradicional como el así llamado “Del Siglo XXI”, ha sido una causa – y de las más visibles – de la tragedia moral, económica, social y cultural cuasi absoluta en que yacen los países que tuvieron la desgracia de ver en ellos aplicados sus demoledores principios ideológicos. Ningún país escapó de esa regla.
Con la caída de la Cortina de Hierro a fines de los años 80, el mundo contempló pasmado la miseria en que vivían los países que se encontraban prisioneros detrás de ese muro levantado para que sus infelices habitantes no pudieran escapar de la tiranía que allí dentro reinaba.
Y Occidente liberal pensó – con no poca lógica – que al quedar en evidencia ante la humanidad el incuestionable fracaso del sistema socialista, éste habría encontrado su tumba y pasaría a formar parte del museo de las tragedias y fracasos de la humanidad.
Pero, ¡oh sorpresa!: adormecido en sus aparentes laureles el hombre occidental, falto de Fe auténtica, no captó que los dirigentes socialistas dejaron pasar el vendaval del fracaso; apostaron a la indiferencia crónica de la opinión pública, que fue olvidando aquel desastre, y lenta y astutamente se fueron reorganizando y planeando la forma de volver a tomar fuerza en el escenario político e
imponer, por otros medios en Occidente, aquello aparentemente fracasado. Resultado: por increíble que parezca, varios de los más grandes e influyentes países de América del Sur, vecinos nuestros, están en estos momentos bajo el imperio del socialismo, sufriendo en carne propia el desastre económico y moral que inevitablemente provoca en todos ellos.
Países como Brasil, Colombia, Argentina, México, Chile, Perú, Ecuador, Nicaragua, se encuentran en esa emergencia.
Es todo un continente en el que, cual más cual menos de sus naciones, caminan a abrazarse con los escombros de unas otrora prósperas Cuba o Venezuela. Pero, lo más misterioso de este repunte socialista, es que Sudamérica entera, que contempló asombrada el derrumbe
del orden social en Venezuela, el desplome de una floreciente nación que tenía una economía estable, con sus instituciones funcionando en relativo orden, teniendo como en todos los países, claro está, sus dificultades, sus defectos y problemas a solucionar, fue por causa del socialismo chavista entrando en una vorágine de caos y destrucción.
Actualmente contemplamos el paradigmático y misterioso desmoronamiento de Argentina, país que otrora fascinara al mundo alcanzando el ingreso per cápita más alto del mundo, un nivel cultural europeo, eliminara la pobreza, acogiendo generosamente inmigrantes de todas las latitudes…pareciera ahora insensible a su propio drama y acaban conduciendo al Poder a sus implacables verdugos, los socialistas.
Un peligro nada desdeñable es el nuevo emprendimiento diplomático de la China Comunista conocido como “El camino de la seda” y su penetración en los medios latinoamericanos para seducir y atraer a las élites locales y partidos políticos, en apoyo de la causa y los intereses de esa dictadura. A tal punto va penetrando, que ya China tiene una controvertida base militar en la Patagonia argentina tan secreta, que ni siquiera las autoridades argentinas pueden ingresar.
¿Acaso el éxodo de millones de venezolanos que huyen de su patria para no morir de hambre, inundando con su dolor y angustia nuestras ciudades, no es suficiente aviso para los países de la región, de lo que el socialismo provoca en las naciones que caen bajo su dominio? ¿Por qué nos resistimos y con tanta pertinacia a ver cómo esa nación, después de sufrir tan terrible caos económico y social, acaba terminando bajo una férrea dictadura como la cubana o la nicaragüense, donde el menor atisbo de libertad es aplastado inclementemente?
¿Cómo fue posible que tantas naciones se dejaran, y continúen a dejarse engañar, por el canto de sirenas del socialismo y escojan ese sistema para regir el futuro de sus patrias? ¿Habrá respuestas a estas preguntas?
La respuesta podríamos encontrarla observando los procesos electorales en esos países. Algo que aparece en común en ellos, es la táctica utilizada por la izquierda, que fue invariablemente la de emplear, tergiversándoles su sentido natural, dándoles un contenido mágico y
talismánico a ciertas palabras, tales como corrupción, cambio, desigualdad, derechos, discriminación, progresismo, modernidad y otros, sobre las que se aplicaba una connotación sentimental especial, para usarlas como caballo de Troya, engañando a muchos, sugiriéndoles la idea de que la opción socialista sería la única solución para los problemas que afectan la sociedad y adecuarnos a los tiempos actuales.
Tomemos una de ellas, corrupción, por ejemplo. Obviamente uno de los males que aflige a nuestros países es la corrupción en los ámbitos gubernamentales y particulares. Vienen entonces los candidatos socialistas, a decirnos que sus propuestas – más control del estado y
menos iniciativa particular; todo esperarlo del estado y poco o nada del esfuerzo privado; más legislación, impuestos y controles y menos libertad e iniciativa personal – serían la solución a ese y otros flagelos. ¿Preguntamos nosotros, cuáles fueron los países donde aplicados los principios socialistas consiguieron acabar con la corrupción, la pobreza, la criminalidad y dar más felicidad? No existe alguno. Por el contrario, la corrupción como los otros males que prometían subsanar, se agravaron.
Está comprobado, que cuando el socialismo toma el poder o la influencia en un país, sin considerar la moralidad o no de sus gobernantes, la corrupción entre otros males se incrementa y llega a su auge. Pues según los planteamientos ideológicos socialistas, la propiedad privada
no debería existir pues la consideran un pecado de injusta apropiación; es el Estado Totalitario, transformado en señor y propietario único, que pasa a arrogarse el derecho de confiscación o administración sobre todas las propiedades. Ya no son grupos o particulares que roban bienes nacionales para su provecho particular, sino un sistema de gobierno que obtiene la “legalidad” que le da el “supuesto derecho” de expropiar y robar como le plazca los bienes y propiedades de cualquier ciudadano del país. Comenzarán a expropiar inmuebles en el campo por medio de reformas agrarias confiscatorias; pasarán después de allí a las reformas urbanas e industriales de “interés nacional
popular” a ser también usurpadas; impondrán elevados impuestos confiscatorios, etc.
Obviamente este contexto de inseguridad económica ocasiona el estancamiento, la fuga de las inversiones, nadie piensa arriesgar sus capitales en una situación de tanta incertidumbre, generando desempleo, provocando recesión, inflación monetaria, etc.; encendiendo rivalidades de unos con otros, descontento social y fomento de rencillas, promoviendo escandalosamente la lucha de clases, invasiones de propiedades privadas, agitaciones callejeras, etc.
Circuló en los medios que los presidentes Petro, López Obrador, Chávez, habrían confesado que necesitaban mantener a los pueblos en la miseria para que adhirieran a sus ideologías, garantizar su caudal electoral e incitarlos a la rebelión. Esa es una confesión sorprendente que explica el porqué del miserabilismo en que caen todos los países con gobiernos socialistas. Por reconocimiento de parte, queda comprobado como el socialismo es intencional y canallezcamente causante de la pobreza de los pueblos.
Ante el preocupante y caótico panorama arriba descrito, es nuestro deber en esta encrucijada, analizar en profundidad y esclarecer por entero a nuestros compatriotas – en estos momentos en que están en juego tan importantes cargos de gobierno – la gravedad que implicaría optar por candidatos que manifiesten en su ideario los principios socialistas, pues sería obviamente permitir el crecimiento
de ese cáncer, y exigirles en consecuencia, que se definan respecto a este tema del socialismo sin ambigüedades ni rodeos, y si son partidarios o simpatizantes de este inicuo sistema, negarles clara, ostensiva y rotundamente nuestro voto.
La “Revolución Cultural” un proceso global
Un punto que no podemos dejar de considerar es que – en simultáneo al naufragio económico – tenemos la llamada “Revolución Cultural”, que el socialismo se empeña en aplicar cuando sus representantes acceden al poder, calamidad tal vez si se quiere peor que la económica, pues ésta ataca el ámbito moral y espiritual de toda la nación. Antonio Gramsci fue un perspicaz ideólogo del comunismo. Enseñaba que para poder conquistar y destruir el occidente cristiano, se debía primero corromper y debilitar sus principales instituciones: la religión, la familia, los ambientes universitarios e intelectuales, etc. Y siguiendo esta estrategia vemos que casi invariablemente todos los gobiernos y partidos de izquierda, y eventualmente algunos no de izquierda, tienen como una de sus metas principales sancionar leyes que aprueben postulados de la nefasta Ideología de Género, que con sus siniestras premisas contamina principalmente la mente de nuestra juventud perpetrando un ataque frontal contra la familia. Matrimonio homosexual y aborto, por ejemplo, son otras de las leyes inmorales que los izquierdistas se esfuerzan por aprobar. Y obviamente, conceden su caluroso apoyo a las numerosas ONGs, financiadas en su mayoría por entidades foráneas, que como enjambres de abejas se dedican a activar los lobbys LGTB, feminista, abortista, etc., en diversas esferas gubernamentales y de la sociedad.
Pocas veces se ha podido contemplar en la historia una mayor rebelión contra el Orden del Universo establecido por Dios, que lo propuesto por la calamitosa Ideología de Género. Graves motivos estos por los que tampoco podemos moralmente apoyar candidatos – sea cual fuere la orientación política a la que pertenezcan – que promuevan estas ideas.
De hecho Gramsci se preocupaba de preparar la acción marxista, ante la opinión pública y frente a los propios comunistas, para una nueva etapa de la revolución, post comunismo, post marxismo, revolución cultural u otros nombres de la misma índole dados por los gramscianos. Nombres éstos últimos que se adaptan a la ambigüedad y al relativismo tan propicio para engañar incautos.
Es inexacto pensar que el proceso revolucionario liderado a nivel mundial por la nueva izquierda, se limite en su accionar al plano meramente politico-económico. Ya vimos como ella ataca también los principios morales y religiosos de la sociedad. Mas no dejaría de ser oportuno, para mejor entender cómo tantos absurdos, casi que repentinamente se presentan hoy en día ante nuestros ojos, analizar la metodología por la cual ella consigue avanzar e imponer sus ideas.
El Prof. Plinio Correa, lo explica de forma clarísima mostrando como es un proceso compuesto de etapas, tres principales, siendo la primera de ellas la que tiene su orígen en las tendencias del hombre. Son tendencias desordenadas del alma que todos los hombres cargamos encima a causa del pecado original, y que le sirven de fuerza propulsora al mecanismo revolucionario.
La más profunda de las etapas es la crisis en las tendencias. La Revolución sabe bien explotar esos desórdenes y comienza a modificar las mentalidades, los modos de ser, las expresiones artísticas como el arte moderno, la música. El hipismo y el rock, por ejemplo, marcaron tendencias en el mundo entero desde la forma de vestir hasta la de vivir. Y todo esto sin llegar a tocar propiamente en las ideas.
Manipuladas las tendencias, se da entonces el paso a la segunda etapa: las ideas. En ese momento es que empiezan a aparecer las nuevas doctrinas inspiradas en el desarreglo de las tendencias profundas, que ya con el campo abonado son aceptadas con bastante facilidad.
Y así, en la tercera etapa, esa transformación de las ideas se extiende al terreno de los hechos, ya sean cruentos o incruentos, a la transformación de las instituciones, de las leyes y de las costumbres, sea en la esfera religiosa, sea en la sociedad temporal.
Es con este trabajo sobre las tendencias del hombre, sigiloso y subrepticio, que cuando menos la persona lo imagina está admitiendo principios que hace tiempo no hubiera aceptado. Como resultado de este proceso, por ejemplo, nos topamos con el absurdo pocos
años atrás inconcebible, de que las aberrantes propuestas de la Ideología de Género pudieran tener lugar a la luz del día.
Transformación Educativa
Consideración aparte merece el caso de la Transformación Educativa. Hemos sido testigos de las masivas manifestaciones a lo largo del país contra la implementación de este proyecto por parte del Ministerio de Educación. La piedra del escándalo fueron los acuerdos hechos con la Unión Europea, la cual efectuó una donación millonaria para el financiamiento de ese proyecto, en el que además de las ventajas económicas obtenidas para invertir en la educación, existen cláusulas que a pesar de no incluir específicamente las palabras “Ideología de Género”, abren las puertas para que esta depravada doctrina haga parte del material de enseñanza que venga a corromper la inocencia
de nuestros niños. Ellas son el compromiso de incluír los conceptos de “inclusión, enfoques de derechos e interculturidad”, que interpretados sagazmente por funcionarios del Ministerio y colaboradores de las ONGs, les permitirían con toda facilidad la introducción de la Ideología de Género en la enseñanza escolar.
En el caso de la interculturidad, por ejemplo, podrían alegar que el convenio les da derecho a realizar intercambios también con las “culturas” LGBTs, y veríamos mañana en las escuelas a grupos de homosexuales, binarios o trans, compartiendo “sus experiencias” con los niños, o un monstruo de la “cultura Drag”, disfrazado con su parafernalia leyéndoles sus corruptores cuentos. Si hubiere protestas contra estas presentaciones, los padres objetores serían acusados de discriminación. Ante la evidencia de estos peligros, la Cámara de Diputados aprobó, en noviembre último, el proyecto de ley de derogación del convenio con la Unión Europea.
Agenda Globalista
Los temas arriba expuestos son entre otros, tópicos de la Agenda Globalista, cuyas metas son expuestas en la llamada Agenda 2030, con sus múltiples objetivos a primera vista loables, pero que en su interpretación y ejecución en ciertas circunstancias, podrían perjudicar las instituciones y la organicidad de un país.
Esta Agenda que bien puede ser tratada como una Ideología, va dando todos los síntomas de ser una herramienta para la constitución de una gobernanza global, supranacional, que por medio de tratados internacionales va comprometiendo a los gobiernos de forma tal, que inclusive conseguirían pasar por encima de la soberanía de los pueblos, sin respetar sus leyes, su libre determinación, su idiosincrasia y sus creencias religiosas, para lograr la aplicación de sus objetivos.
En caso de que tópicos de esa Agenda como Igualdad de Género, Acción por el clima u otros, llegaren a tener objetivos interpretados inapropiada o maliciosamente, y se tomaran decisiones según intereses particulares de ciertas entidades internacionales (como la ONU, la Unión Europea, OMS, ONG’s, etc.), existe el peligro de ver instituciones o actividades del quehacer nacional afectadas negativamente por esas disposiciones.
Por ejemplo, con motivo del denominado “desarrollo sostenible” (una de las tantas expresiones talismánicas), si se dictaren medidas respecto al cultivo de ciertos productos agrícolas o emprendimientos ganaderos, que según ellos y sus teorías (muchas de ellas empíricas y
sin base seria científica) contaminarían el medio ambiente, su aplicación provocaría a nuestro país un serio problema, pues somos un país agro-ganadero, en el que radica su progreso y riqueza nacionales. Y para tocar en concreto y de cerca el problema, en pasado reciente llegaron normas de parte de la Naciones Unidas, para disminuir la producción de carne, en vista de reducir la emisión de gases que supuestamente producirían efecto invernadero (¡¡¡flatulencias!!! (sic), ¿¿habrase visto argumento ecológico más idiota??), lo que provocó las obvias protestas en la Asociación Rural del Paraguay. (ABC Color, 28 Enero 2020) Lo delicado de esta situación es que con el poder económico y político que poseen los organismos que conducen esta agenda globalista, en caso de encontrar resistencia por parte de algún gobierno o institución nacional, ejercerían presiones en su afán de implementar esos proyectos, sancionando por medio de mecanismos
extorsivos a quellos que discrepen de sus decisiones, dando orígen entonces a una probable dictadura mundial.
Queremos dejar expuesta esta seria desconfianza ante el público y despertar el espíritu de vigilancia ante esta grave posibilidad que se perfila en el horizonte, la cual ya ha comenzado a emitir señales de alarma especialmente en países europeos. El caso reciente de lo sucedido en Holanda contra los ganaderos locales, nos proporciona una muestra elocuente de nuestras aprehensiones.
El desolador panorama que nos presenta actualmente sudamérica, contaminada por las ideas socialistas y una onda creciente de permisivismo inmoral, no puede dejar de traernos a la mente las profecías de la Virgen de Fátima proferidas en Portugal en 1917 durante la 1ª Guerra Mundial: “No ofendan a Dios Nuestro Señor que ya está muy ofendido”. Si no lo hicieren “en el reinado de Pio XI comenzará otra (guerra) peor”. Y efectivamente cayó sobre el mundo el terrible flagelo que fue la II Guerra Mundial.
Consecuencia de esta guerra fue la vertiginosa expansión del comuno-socialismo por el mundo entero, intoxicando con sus doctrinas todas las naciones y cumpliéndose nuevamente otro Celestial aviso: “Rusia expandirá sus errores por el mundo entero”.
Coloquémonos a los pies de la Virgen de Caacupé, rogándole proteja nuestra patria de estos errores, ya sea de un socialismo declarado o de uno camuflado en un Globalismo totalitario.
Sociedad Paraguaya de Defensa de la
Tradición, Familia y Propiedad – (TFP)
Abril de 2023